Un galpón, la conquista… ¿quién soy yo?

Ayer ocurrió algo que me hizo clic en la cabeza. Un insight, diría mi antigua profesora de psicología. Una palabra que es corriente para mí, a mi editor español le pareció de otro mundo. Y lo era. Tuvo que buscarlo en el diccionario de la Real Academia Española -la palabra existe, ¿eh?- y entonces me sentí diferente, sentí la distancia de ese océano que nos separa, aunque hablamos el mismo idioma.

Escribí sobre mi recorrido por Madrid durante la huelga general del 29 de marzo contra la reforma laboral de Mariano Rajoy. Contaba que el galpón de al lado de la sede de un gran sindicato  servía como centro logístico para los manifestantes, que en el local repartían sándwiches y refrescos y se veían jóvenes descansando en el piso. Galpón. Esa palabra le causó ruido. Galpón. De lo más normal, pensé yo. «Tuve que buscarlo en la RAE, ¿lo que está al lado del edificio es una casa de una planta?», me preguntó el editor. Me dejó en el sitio. El concepto de galpón está tan claro en mi cabeza (¿pensaron el Pdval y en Puerto Cabello igual que yo?). Esto de la casa de una planta es la primera acepción que aparece en el diccionario. La segunda me aclaró por qué él no conocía esa palabra y yo sí, cómo mis orígenes -mi historia- marcan lo que escribo y mi manera de ver las cosas. Transcribo del sitio web de la RAE:

galpón.

(Quizá del nahua calpúlli, casa grande).

1. m. Casa grande de una planta.

2. m. Departamento que se destinaba a los esclavos en las haciendas de América.

3. m. Am. Mer. y Hond. Cobertizo grande con paredes o sin ellas.

¡Ahí estaba la clave! «Departamento que se destinaba a los esclavos en las haciendas de América». La conquista, los indios, los esclavos negros, los blancos, los criollos, la resistencia, la independencia, los realistas, los patriotas, la masacre, el mestizaje, el sincretismo, el castellano que al otro lado del charco hablan más de 500 millones de personas, que vibra, que cambia, que se transforma, que crea palabras, que crea significados. Todo eso se resume en mis genes, en lo que llevo en la cabeza, en el tumbao caribe carente de eses con la que hablo y que a veces se precipita tanto que al editor le cuesta entenderme (aunque, repito, ambos hablamos castellano). Todavía no sé explicar la sensación que me dejó esto de la confusión con la palabra galpón. Pero sé que es importante, que tiene que ver con lo que soy.

7 comentarios

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7 Respuestas a “Un galpón, la conquista… ¿quién soy yo?

  1. Anónimo

    a mí me pasó con la palabra Edecán… ni se imaginaban lo que era. de todo el curso solo 3 sabían qué era y hacía un Edecán, los 3 latinos del grupo.
    Y eso que estaban leyendo eso escrito en un cable de una agencia de noticias.

  2. Adri… me dejaste sin palabras por un momento. Jamás de los jamases se me habría ocurrido buscar en el diccionario la palabra GALPÓN y menos aún asociarla a la colonización de NuestrAmérica (como dice un queridísimo camarada amigo mio)… Yo crecí entre Caracas y Barlovento y estoy segura ciento por ciento que la primera vez que escuché y usé esa palabra fue en esa calurosa región del estado Miranda.
    El galpón era una casota inmensa, de techo alto de zinc, puerta de aluminio, paredes de bloque (no de ladrillo naranja sino de bloques grises) y pequeñas ventanas sin gracia que eran más bien como huecos en las paredes.
    Los galpones eran oscuros y -pese al calor- fríos y húmedos. Se guardaban casi siempre materiales de construcción o herramientas para la siembra. A veces podía caber un tractor en un galpón. A veces se acumulaban sacos de grano para sembrar o bolsas de alimento para los animales… en fin, gracias por tu descubrimiento y por compartirlo.
    Un abrazo fuerte.
    Maru

  3. Anita

    Hermoso texto Adri.

  4. Candido Perez

    Existe Adriana, como también venezolanidad. Debes tener presente que el maestro Andrés Bello hizo una gramática más rica que los academisistas españoles. Pa’ encima mi ilustrísima y joven colega, un abrazo.
    Cándido

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