En tiempos de la revolución bolivariana ser poeta está de moda. Lo es el gobernador de Anzoátegui, Tarek William Saab; el Director General de Prevención del Delito del Ministerio de Relaciones Interiores, Edwin Rojas, quien dice en su perfil de Twitter (@EdwinRojasM) que es «venezolano, poeta, revolucionario y convencido antiimperialista». ¿Qué oda habrá escrito este señor? ¿Será que por escribir poemas no lucha contra la delincuencia? Ya va: ¿puede un policía ser poeta?
El mismo Hugo Chávez ha lanzado algunas rimas en sus alocuciones, aunque hay que reconocerle que es mejor declamando. De hecho, en su columna Las Líneas de Chávez del pasado 23 de mayo, invitó al pueblo al Festival de Poesía y soltó esta frase: «la poesía es una aliada sustancial e insustituible en tiempos de revolución». Se despidió de sus lectores así:
«¡¡Que viva la poesía!!
¡Patria socialista o muerte!
¡Venceremos!»
Cierren la boca. Poesía rima también con socialismo y con muerte, pues.
Tan de moda está ser poeta (¡eso como que da caché, chico!) que el embajador en España, Isaías Rodríguez (sí, el ex Fiscal General de la República, el mismo que vio la verdad en los ojos del testigo estrella, Geovanny Vázquez, y que dijo que quería más al fiscal asesinado Danilo Anderson que a su mamá), se inspiró en en triunfo de «la roja» en el Mundial de Fútbol y escribió esto que a continuación les copio (y tuvo la valentía de compartirlo con el mundo a través de la página web de nuestro consulado en Madrid). Juzguen ustedes lo que este funcionario hace con el lenguaje. ¡Ay!
Canto Popular a España
I
Sentir el triunfo de España
igual que si fuera el nuestro
es un recuerdo maestro
y el ojo se nos empaña;
no es adulación, ni es maña
es un sentir muy bonito,
es algo que necesito
sacarlo de bien adentro
y convertirlo en el centro
de mi expresión con un grito.
II
Comencé aupando a Argentina
que tenía por pie un fusil
ligué a Uruguay y a Brasil
con mis pasiones más finas;
toda América Latina
me salió por los costados;
sentí rabia, sentí enfado
cuando perdió Paraguay
pero después de ese ¡Ay!…
me tuvo España a su lado.
III
La gloria de España unió
la América vieja y nueva
-ser un siervo de la gleba
de pronto se me olvidó-.
en el alma me nació
un gentilicio perdido
aturdido y conmovido
me pregunté:: ¿por qué no?
Y el ¿por qué? Me sacudió
porque me quedé sin ruidos.
IV
La revolución sin peros
me dijo en muy buena ley
¡Anda, felicita al Rey
y a Rodríguez Zapatero!
¡Dale un abrazo sincero
al canciller Moratinos!
¡Olvídate del destino
y junta izquierda y derecha
que ésta fecha es una fecha
para brindar con un buen vino!